lunes, 13 de diciembre de 2010

El fin de una era



Desde que empezamos esta aventura hemos jugado a la sombra de las Guerras Clon; unas guerras que se encuentran en su punto culminante.
Hasta el momento, habíais tenido la libertad de aterrizar con vuestra nave en cualquier sistema, decir que erais Jedis y todo el mundo había hecho lo que fuera por complaceros. Habéis gozado de total inmunidad y del respeto de todo el mundo.
Además, habéis tenido siempre el apoyo de la República, lo que quería decir que podíais solicitar cualquier tipo de coyuntura, véase equipo, capital o recursos materiales y humanos. Incluso habéis tenido una nave comandante a vuestro servicio (el destructor Venator conocido como el Preponderante) y el batallón del comandante clon Tudd. Erais embajadores de un sistema social galáctico, y los guerreros definitivos a quien nadie se atreve a enfrentarse.
Salvo en las misiones de infiltración, no había necesidad de ocultar vuestra identidad.
Podíais visitar la capital, Coruscant, siempre que quisierais.
Vuestras comunicaciones podían cubrir un radio de media galaxia sin que hubiese temor de que nadie las interceptara y tradujera. No teníais nada que ocultar.
Si os hacía falta una nave, os ponían una a vuestra disposición, sin pago y sin preguntas.
Reunirse con otros compañeros Jedis no suponía ningún problema.
Vosotros erais los que perseguíais a los demás, y no al revés.



Pues bien, pronto todo dejará de ser así.
Os queda una única y definitiva partida con ese planteamiento. Una partida de transición. De despedida de todo lo que habíais conocido hasta ahora. El terreno que pisaréis después, es un terreno desconocido. Atesorad, pues, los momentos que restan de esta época, porque nada volverá a ser lo mismo.

La era de la República está a punto de terminar.