martes, 27 de enero de 2009

CRÓNICAS Star Wars -02-


"EL TRIUNFO DEL LADO OSCURO"


Dam Dendelus caminaba con lentitud por el estrecho desfiladero. El planeta era, en esencia, un colosal cúmulo de cadenas montañosas de alturas imposibles. Y esa era toda la tierra que sobresalía de los océanos. Gaitsi no era un lugar donde fuese fácil aterrizar; la imposibilidad de encontrar valles o zonas llanas en su superficie había llevado al Maestro Jedi a saltar a poca altura de su caza espacial, habiendo antes dejado instrucciones claras al astrodroide sobre dónde llevar la nave.
La pared de roca que había a su derecha se elevaba hasta el mismísimo cielo, y a su izquierda, a sólo un metro y medio, una caída fatal conducía a otros picos de montaña bañados parcialmente por las nubes. La sensación de falta de oxígeno a varios miles de metros por encima del nivel del mar, no era ningún problema para Dendelus. Además, su mente estaba centrada en otras cosas.
Finalmente encontró la cueva. No parecía una cueva de gran tamaño, pero a medida que se introducía en el interior, se iba dando cuenta que las galerías iban teniendo cada vez más amplitud, encontrándose el techo cada vez más alto. Las cavernas estaban iluminadas naturalmente por cristales de simoback, que emitían una luz azulada tenue pero agradable. Los presentimientos de Dam Dendelus le alertaron de la presencia de la persona a la que estaba buscando.
—Saludos, viejo amigo —dijo la voz que parecía venir de un túnel cercano. Su dueño apareció finalmente. Aún vestía la semi-armadura clon de la República, mezclada con los ropajes propios de los Jedi.
—Gon-Long —dijo Dendelus.
Gon-Long Fanen inclinó un tanto la cabeza en gesto de respeto. Después miró de arriba abajo a su antiguo compañero de aventuras. Frunció los labios con desagrado.
—Veo que tu aspecto es cada vez más siniestro. No me extraña que desconfíen de ti, Dam.
—Supongo que tendría que haber hecho como tú. Engañarles a todos. —Fanen guardó silencio, así que Dendelus decidió seguir hablando—. Decían que eras el más adaptable de los tres. Y eso les ha servido para caer en tu treta. ¿Quién eres en realidad?
—Gon-Long Fanen… Hanus-Bidarh… En realidad, sólo son nombres.
—¿Quién eres en realidad?
—¿Sabes quién instituyó “la regla de los dos Sith”?
Dendelus se quitó la capucha de su hábito rojo. Su mano izquierda buscó la empuñadura de su sable de luz, aún enganchado al cinto. Se mantuvo a la espera y no medió palabra.
Fanen se paseó, a cierta distancia por delante de su antiguo amigo, observando las paredes de la caverna.
—Los Jedis nunca se han molestado en aprender nada acerca de los Sith; mientras éstos estudiaban a los Caballeros de la Luz, aprendiendo sus puntos flacos y mellas en su filosofía. “La regla de los dos Sith” fue impuesta por Darth Bane, hace más de dos mil años. Sólo un maestro y un aprendiz podían ser, no más, no menos. Así se evitarían las guerras civiles que en el pasado habían existido entre los propios Sith, y que casi acaban con la estirpe. Y, por supuesto, Dam, era necesario permanecer en el anonimato. Esperando la gran oportunidad de vengarse de los Jedi. Y así ha sido hasta nuestros días. —Fanen se miró las palmas de sus manos abiertas, después cerró los puños y miró con el ceño fruncido a Dam Dendelus—. Pero Darth Bane era sólo el líder de uno de los dos bandos de las Guerras Internas Sith, el verdadero caudillo de los seguidores del Lado Oscuro era Lord Kaan; ambos eran enemigos acérrimos.
—¿Cómo sabes tanto sobre…?
—Darth Bane venció finalmente y reestructuró la Orden Sith. Las Guerras Internas Sith habían acabado y nunca volverían a repetirse. Lord Kaan y sus seguidores habían sido totalmente aniquilados. O eso creyeron los discípulos de Darth Bane y él mismo. Algunos seguidores de Lord Kaan sí sobrevivieron. Y han permanecido ocultos de los Jedi y del resto de los Sith, hasta nuestros días.
—No entiendo, ¿de qué estás hablando? ¿Estás diciendo que existen más Sith?
—Darth Sidious es el maestro de Darth Tyrannus, como antes lo fue de Darth Maul, y como aún antes fue él mismo aprendiz de Darth Plagueis. Ellos son los sucesores de Dath Bane. ¿Me sigues hasta ahora? Incluso el título “Darth” fue otra norma creada por Bane, como “la regla de los dos Sith”, una ley en la que no creen los discípulos de Lord Kaan.
Dam Dendelus extrajo el sable de luz de su cinto y lo sostuvo con su mano diestra, pero no lo activó. Empezó a desprenderse de su capa.
—Así que existe otra orden secreta de Sith que se oponen a los que ya conocemos, ¿no es eso?
—No son una orden secreta, pertenecen al linaje original Sith. Son los verdaderos Sith.
—¿Y son…muchos?
—No. No son muchos.
Dendelus negó con la cabeza. Empezaba a comprenderlo todo.
—Sólo quedas tú, ¿verdad?
Fanen rió con amargura; después su expresión se tornó fría.
—Circunstancias del destino, amigo mío, así es.
Dendelus se tomó unos segundos de tiempo antes de intentar digerir la confirmación que, por otro lado, ya sospechaba y temía.
—No puedo creerlo, Gon-Long, has estado todos estos años dentro de la República, codeándote con nosotros, sufriendo con nosotros, y eres… en realidad…
—Nuestro enemigo es Darth Sidious y su aprendiz. Podemos combatirle juntos. Deseo destruirlos; en eso siempre he sido sincero. Es cierto que nunca me “infiltré” en las filas de los Acólitos del Lado Oscuro, porque yo mismo conozco el Lado Oscuro muy, muy bien. Y su velo ciega a los Jedi en esta era más que nunca. Por esta razón, los seguidores del Lado Luminoso de la Fuerza son incapaces de distinguir al verdadero Lord Sith que opera entre ellos, como no vieron la traición del Conde Dooku y no vieron mi verdadera naturaleza. Los Jedis tienen los sentidos completamente confundidos; el Lado Oscuro ha creado durante siglos una veta de ceguera en torno a ellos.
—¿Es Gon-Long Fanen tu verdadero nombre?
Fanen se irritó de repente, la Fuerza empezaba a ser intensa en él.
—¡Es eso todo lo que te importa! ¿Con todo el conocimiento que he adquirido, sólo te interesa descubrir un nombre que haga referencia a mi condición? Sólo los herederos de la corriente Sith de Darth Bane olvidan sus nombres y crean otros, autotitulándose Darth. Antes de Darth Bane, cuando un Jedi se pasaba al Lado Oscuro, conservaba su nombre. ¡Soy Gon-Long Fanen! Siempre seré Gon-Long Fanen.
Dam Dendelus presionó el accionador de su sable láser.
—No lo serás por mucho tiempo.
—Me has descubierto, Dam, porque tú mismo te has acercado al Reverso Tenebroso de la Fuerza y has conocido su poder. Su irresistible poder. Por ese motivo, algo no iba del todo bien conmigo, por eso me has desenmascarado. A ti te cuesta mantenerte en el Lado Luminoso, sufres cada segundo que no cedes al Lado Oscuro. Hasta ahora, has permanecido en esa encrucijada. No eres un Sith, no eres un Jedi. Nunca serás aceptado por ninguno de los dos bandos. No hasta que te decidas.
—Soy un Jedi, Gon-Long, mi alumna me salvó.
—¡NO TE HA SALVADO DE NADA!
El sable de luz de Fanen brilló con intensidad. Los dos antiguos compañeros tomaron posición de guardia.
—No vas a poder destruirme, Dam —aseguró Fanen—. No sin recurrir al Lado Oscuro, que aún es fuerte en ti.
—Es mi piedad lo que te destruirá, no mi ira.
—Tu piedad no puede superar mi odio. Tendrás que emplear tu ira, o morir.
—Sea, pues.
Fanen emitió una carcajada diabólica que reverberó por toda la cueva.
—Mi ignorante amigo, cuán ingenuo puedes llegar a ser. Si me atacas, estarás un paso más cerca de mí. Y cuanto más te empeñes en destruirme, más posible es que vuelvas a ser mi aliado.
—Confirmas las palabras del Maestro Yoda, Gon-Long: Los Sith son propensos a ahogarse en océanos de presunción.
Y dicho esto, ambos amigos se arrojaron a un combate a muerte.
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HABLANDO EN TÉRMINOS DE JUEGO
Lo que acabáis de leer, en realidad, ha llegado a vuestros personajes en forma de sueños. Por supuesto, sólo los PJs que fueron aprendices de alguno de los dos protagonistas puede haber soñado con esto (es decir, Nara Lebashi soñó esa noche que comía melocotones en un jardín de Naboo, pero se supone que alguno de vosotros se lo contaría a la mañana siguiente, porque… TACHAN, Isa ya lo sabe al leer este blog).
En resumidas cuentas, la información que ya tenéis, no puede demostrarse, vuestros sueños pueden ser equívocos o mal interpretados y, os pongáis como os pongáis, en esta cuestión nadie decidirá mojarse demasiado. Es un asunto personal, y como tal debe solucionarse. Únicamente Nara Lebashi podría interferir en esta cuestión, como discípula de la fallecida maestra que fue compañera de aventuras de Fanen y Dendelus.
En conclusión: Es asunto vuestro. Y podéis hacer con respecto a este tema lo que creáis conveniente.
La partida no tiene nada que ver con este asunto. Podéis solucionarlo más tarde o más temprano. Pero que sepáis que Gon-Long y Dam ya han cruzado sus sables, y es imposible conocer el resultado de ese enfrentamiento.